Confesiones de Julio


Si existe alguna forma de hablar de sabios recuerdos, hablaría de las suaves palabras que rondaban en mi cabeza antes que todo se acabase en mí, si tan solo pudiera comprender todo lo que ha pasado.

Quisiera poder mirar al mundo ignorando el dolor que me causa vivir nuevamente, pero no hay mucho más que pueda decir ahora, ya que perdí mi mundo hace tiempo y no lo quise notar, quien amaría a un lánguido ser humano como yo.

Quisiera que los ecos de mis voces pudieran resonar a traves del sonido, pero ellos mismos nunca estarán en los suaves oídos necios de otros, tan solo mi voz se quiebra porque soy nadie.

Aun así, me aferro, a ese mundo, a ese cielo y a mí mismo.
Porque, aunque nunca deseé la vida que quise hasta ahora, soy capaz de construir mucho más que fantasías, sino que construir realidades, con eso puedo llegar a lo esencial.

Pero en mis suaves manos ya no brota el amor
no brota nada, de mis suaves manos solo se sueltan palabras
tristes palabras, del cansancio humano, del temor, quisiera poder comentar que hubiera algo en medio de la tristeza que me dijera que todo estará mejor, ciertamente, no lo sé.

Me pregunto en medio de todas estas palabras si alguna vez, alguien me aceptó como simplemente fui
completamente, pese a la cantidad de errores, si hubo en un momento alguien, que aceptó mi propio ser.

Tengo miedo de no poder volver a amar, de haber retrocedido como ser humano 
Que es la humanidad al final de todo el camino, un pabellón dorado, o una gran cantidad de mierda
después de todo que conseguí, sigo creciendo es cierto, he logrado cosas, pero me hacen feliz. La verdad sí

pero entre mis poros brota la soledad
tan acostumbrado a ella desde que nací
desde que vi la envidia de los niños sin afecto
hasta los días que escupían basura en mi adolescencia

Hoy soy otro ser
muchos reconocerán al mismo yo
Al mismo Boris
pero yo a ustedes, no los reconozco más

Cuantas cosas he visto
cuantas cosas desconozco
el humano infinito saber
de la escoria y la miseria

Hasta el final en el reflejo, un suave niño me mira, es mi propio yo, preguntando si soy feliz
si ese mismo niño es feliz de verdad, si el mundo le ha permitido poder tocar con sus pequeñas manos
los misterios de la vida misma.

Y si a ese inocente niño
no lo encerraron en las jaulas
del silencio eterno.





 

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