En una piscina de mi propia sangre



Me siento como en una piscina de sangre
Ahogándome en la desdicha de haber sido amado
Hundiéndo mi cuerpo hasta no poder sentir más
Mirando hacia el cielo que se desvanece
En un intenso y sangrío haz de luz

Ella me llama y juega conmigo
Y no recuerdo su cara, sus manos y su boca
Pero me llama con su tenue voz
Y acaricia cada fibra de mi patética carne

Y me asfixio con solo mirar mi sentir
Y lloro tan solo por ti
Me ahogo esta vez y digo
Morir, morir y morí

Y en un verso,
Solo palabras
De inmenso dolor.
De perverso, amor

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